La sociedad en la que vivimos nos crea la constante necesidad de contar con gurúes especialistas en distintas temáticas.
Ya no nos sorprende que alguien diga que tiene un “coach” de algo. Ni que para tu nuevo emprendimiento te recomienden un “community manager”. O que para su boda, nuestra mejor amiga haya
contratado un “wedding planner”. Y mucho menos que las famosas actrices de Hollywood cuenten con
una "personal shopper", un "personal trainer" y cualquier anglicismo que se nos ocurra.
¿Y por qué no contar con una persona que nos organice la muerte al igual que se organiza una boda, el nacimiento de un bebé o un bar mitzvá?
¿Qué hacer con todas esas cosas personales que hemos acumulado a lo largo de nuestra vida y que sólo tienen valor para nosotros? ¿Qué hacer con las frustraciones, logros y cosas pendientes
que nos han quedado en la mochila?
¿Realmente podemos planificar la muerte que queremos?